Como siempre, o casi siempre, en nutrición DEPENDE. En este caso, depende sobre todo de la cantidad de energía consumida e ingerida a lo largo del día.
En nuestro cuerpo los hidratos de carbono se almacenarán en forma de glucógeno en el hígado y en los músculos e independientemente de la hora que los consumas, los alimentos ricos en hidratos de carbono:
Aumentaran los niveles de glucosa en sangre
Se encargarán de rellenar los almacenes anteriormente nombrados
Si estos se encontraran llenos, la glucosa circulante pasaría formar parte del tejido adiposo (tejido graso), independientemente de la hora del día.
Para no ser una excepción, este mito surge por el miedo a ganar peso. Pero como dice Aitor Sánchez en el libro Mi Dieta Cojea: “Los hidratos de carbono no engordan por sí mismos; un exceso de ellos sí que podría hacerlo, pero también de proteína o de grasa.” Aitor Sánchez, Mi Dieta Cojea
Restringir durante todo el día la ingesta de este nutriente es contraproducente, ya que, irse a dormir con los depósitos de glucógeno (hígado y músculos) llenos:
Favorece el descanso.
Reduce el apetito en las primeras horas del día siguiente.
Por lo tanto, lo más importante a la hora de elegir qué vamos a ingerir es la fuente y no el horario, es decir, la calidad.
Para ello, debemos saber distinguir qué tipos de hidratos de carbono encontramos:
Y qué alimentos son ricos en hidratos de carbono de cada tipo:
Procuraremos priorizar para por la noche (y cualquier hora del día):
Alimentos ricos en HC complejos en lugar de libres.
HC que se encuentren en la matriz de un alimento, no libre (es decir, añadido).
Acompañar la ingesta con alimentos ricos en fibra (fruta, verdura, legumbres, granos enteros...).
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